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La amada de Dios: La Iglesia

Produktform: Buch / Einband - flex.(Paperback)

Si enviáramos a tres personas a Nueva York, una para visitar exclusivamente Chinatown (el barrio chino), otra para conocer Little Italy (el barrio italiano) y la tercera para ver Central Park, obtendríamos tres descripciones de la ciudad totalmente distintas. La primera diría: «Nueva York es como China». La segunda no estaría de acuerdo y diría: «No, Nueva York es como Italia». Y la tercera no entendería la ignorancia de las dos primeras personas, porque su percepción sería que «Nueva York es claramente un parque enorme». Las tres tendrían razón de alguna manera, pero la historia nos muestra que su percepción es parcial y limitada. Todo aquel que quiera entender el fenómeno «iglesia» lo conseguirá solamente al contemplar la imagen agrandada. El barrio chino es parte de Nueva York, pero no es Nueva York. En la introducción de mi libro El potencial del nuevo nacimiento escribí: «Una vez tuve una conversación con un hombre en Alemania acerca del hecho de que en el mundo actual se calcula que hay más de 44.000 denominaciones cristianas. Se asombró porque en Alemania la mayoría cree que solamente existen la Católica Romana, la Luterana y unas cuantas más, como la Bautista por ejemplo. Luego me preguntó lo obvio: “¿Y cuál será la correcta?”. Yo le contesté formulando otro cuestionamiento: “¿Cuál es la flor correcta en un ramo colorido y mixto de flores?”. La respuesta era y es obvia».1 La iglesia verdadera no se destaca por su uniformidad, sino por la unidad de la diversidad de sus miembros. La imagen agrandada incluye, además de todo esto, las dimensiones del cielo y el infierno, del pasado, presente y futuro, y de las eternidades. En relación al término «iglesia», tanto en general como entre los mismos cristianos existen puntos de vista muy distintos y, en parte, grandes controversias. Ante la pregunta «qué es la iglesia, qué tiene que hacer, cómo lo tiene que hacer y cómo tiene que ser», la mayoría de la gente contesta según sus propios orígenes y convicciones, con sus tintes denominacionales o teológicos. La frase «Para mí, la iglesia es...» nos enseña que mucho se discute a un nivel muy subjetivo. Teniendo en cuenta la gran cantidad de información que la Biblia ofrece sobre este tema, podemos anticipar que cada respuesta simple tendría más de un 95 % de error, porque estaría incompleta. Cada cristiano que defina iglesia por sí mismo de esta manera definitivamente causará posibles malentendidos, heridas, amarguras, decepciones, resignaciones y retiradas. Un ejemplo clásico de un perfecto malentendido del término «iglesia» es esta frase oída frecuentemente: «¿Puede ser cristiana esta persona si se comporta de esta manera?». Aparte de ser una pregunta teológicamente interesante, si ser cristiano se definiera únicamente sobre la base de un comportamiento correcto y aceptado por los demás estas afirmaciones mostrarían la poca o nula visión que los cristianos tienen cuando leen la Biblia. En el Nuevo Testamento leemos sobre cristianos que pecan sexualmente, van borrachos a la santa cena, se pelean delante de jueces mundanos, forman grupos especiales dentro de la iglesia, siguen enseñanzas insanas, critican mordaz e injustamente el estilo del liderazgo de Pablo, se comportan hipócritamente y tienen muchas peleas entre ellos.2 El comportamiento de estos no se defiende ni es justificado en la Biblia; sin embargo, a todos se les llama «santos». A pesar de estas carencias, Jesús ama a su iglesia y la sigue cuidando y manteniendo como un buen hombre a su mujer: «Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviera mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa y sin mancha» (Efesios 5:25-27).weiterlesen

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Sprache(n): Spanisch

ISBN: 978-3-9819407-1-8 / 978-3981940718 / 9783981940718

Verlag: Ewen, Hans-Claus

Erscheinungsdatum: 16.06.2021

Seiten: 92

Auflage: 1

Zielgruppe: cristianos quienes creen en la Biblia como la Palabra De Dios

Autor(en): Hans-Claus Ewen

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