La vacante general fue escrita y representada en 1647 —poco después de la paz de Westfalia— y trata de un tiempo intermedio. Trata de 'este espacio, este intermedio / que hay desde el lucero al sol', del paso que existe entre el Antiguo y el Nuevo Testamento como conversión del mundo y de la historia de la Salvación. Este paso del tiempo da lugar a una lucha sobre cómo reorganizar los ritos de la Iglesias; se dramatiza como disputa por las tres cátedras teológicas más importantes de la iglesia. De esta forma, La vacante general 'pone en constelación la pregunta por la institución con la pregrunta por el sentido como sentido doble.' (Gerhard Poppenberg) De qué modo la disputa articula la estructura y concepción del auto, lo muestra el editor Ignacio Pérez Ibáñez, analizándo el paradigma compositivo de la oposición. Calderón lo elaboró en varias ocasiones y variantes: como certamen poético en El sacro Pernaso, como el juicio de residencia de Lo que va del hombre a Dios, o como el examen de información para los aspirantes a un hábito de Las Órdenes militares. Pérez Ibáñez señala además ejemplos de obras de otros dramaturgos, como Tirso, Rojas Zoriilla y Matos Fragoso, y Juan Ruiz de Alarcón con El examen de maridos. Si bien La vacante general y El orden de Melquisedech comparten el mismo paradigma compositivo básico —el proceso de un examen a una cátedra vacante, (universitaria o catedralicia)— Pérez Ibáñez demuestra su elaboración en detalle, y cómo Calderón lo adapta a sus necesidades dramáticas, adelanta o retrasa partes del examen, cambia los textos de la misa, etc. Apenas se conservan datos sobre las representaciones del siglo XVII. En la primera mitad del siglo XVIII, una quinzena de autos calderonianos gozó de mucho éxito en las tablas, con varias series de representaciones. Entre ellos La vacante general. Durante la temporada en 1733, La vacante general fue un éxito de taquilla con más de 19 representaciones consecutivas. En esta puesta en escena colaboró José de Cañizares como autor de los sainetes que completaron la representación y de la letra para la música que acompañó al auto. De la composición de la música se encargó Francisco Coradini.weiterlesen