Como sucedió en Ulm, donde tiene lugar nuestra historia. Tras graves conflictos que enfrentaron en una especie de guerra civil a los gremios de artesanos con el patriciado de la ciudad, con la firma de la Kleines Schwörbrief (la carta menor de juramento) en 1345 volvió a reinar la paz en la poderosa metrópolis comercial situada a orillas del Danubio. Gracias a la no intervención del conde Ulrich de Württemberg, que no mostró interés alguno por la ciudad imperial, Ulm consiguió convertirse con el paso de los años en uno de los principales centros del comercio europeo, que extendía su área de influencia desde Escandinavia hasta el norte de África, y desde Siria a Irlanda. La estructura de poder de la ciudad fortificada estaba determinada por el convento de franciscanos descalzos ubicado en el centro, el Consejo y los gremios y corporaciones. La prosperidad económica de la ciudad se debía, sobre todo, a su buena ubicación, ya que el hecho de encontrarse allí donde el Danubio empieza a ser navegable convirtió a Ulm en el punto de intersección de diversas rutas comerciales. Eso tuvo como consecuencia que en el mercado de la ciudad no sólo se vendiera vino, sal, metales y especias de todo el mundo, sino que pronto se vendieron también tejidos como el lino o el loden de Ulm y 'el oro de la ciudad', el preciado fustán. Este tejido mixto de lino y algodón se sometía a estrictos controles y alcanzaba unas ventas anuales de unos doscientos mil florines renanos, una suma increiblemente elevada. Los impuestos y tasas que se derivaban de ese comercio dejaban una cantidad nada despreciable en las arcas de la ciudad…weiterlesen